4 de junio de 2008
Francisco Garmendia, víctima asidua de infidelidades, presionó el pecho del amante de su esposa con el cañón del arma. Atada a una silla, su mujer, Tatiana Corrales, escenificaba una escena al estilo Magdalena. En la puerta, respiraba agitadamente la madre del posible homicida y del posible muerto, pobres gemelos reencontrados en la adultez. María Rosas, policía y prima de Tatiana, única persona capaz de detener la catástrofe aún no se recuperaba del coma de 3 meses. Antonio Garmendia, el padre, seguía en la cárcel y a punto de quedarse ciego para siempre. Ante esta situación tan desesperada, sólo quedaba una cosa por hacer. Sin dudar, Francisco dejó de apuntar al actor y le embocó tres balazos al guionista de la telenovela.