Court: “José en todas sus dimensiones”

Febrero, 2023

El profesor y escritor José Court ha preferido no limitarse y mostrar que su vida no se reduce a una discapacidad. Aunque no niega la existencia de esta, porque forma parte de él, resalta que hay muchas más dimensiones y facetas que lo caracterizan.

por: Rosa Hernández


El sol resplandeciente, una serie de áreas verdes, propias de la Universidad Central de Venezuela. Un poco más a lo lejos, casi cerca del cielo, se ve el revolotear de las aves alegres, como intentando jugar. Al mismo tiempo, se escucha el cantar de las guacamayas como queriendo llamar la atención de todos. Y más de cerca se oyen las voces de estudiantes: unos cuentan chistes y otros hablan de sus parciales finales.

Con pasos largos, casi que corriendo, entra a la Escuela de Comunicación una estudiante de periodismo que no podía llegar ni un minuto más de la hora pautada, mejor dicho, no debía. Como futura periodista no era muy ético de su parte dejar esperando a su entrevistado. Seguidamente mira su reloj, eran las 10:30 am, justo la hora acordada.

La puerta del aula A9 estaba abierta, y ante sus ojos se encontraba el profesor José Court. Sentado en su silla de ruedas, con una chemise azul cielo, la mitad de su rostro cubierto con un tapabocas del mismo color. Sus pequeñas manos reposaban sobre sus piernas y en su escritorio se dejaba ver su teléfono móvil. La estudiante con muy poca experiencia ocupó una silla como de costumbre, pero esta vez con un cuestionario en mano para iniciar la conversación…

Empecemos hablando de matemáticas… Mentira, no hablaremos de matemáticas. Supongo que es un mal de quienes estudiamos alguna carrera humanista. No nos llevamos muy bien con ellas.

—Realmente, cuando estudiaba bachillerato la matemática no se me daba muy bien. 

¿Se ha descubierto mintiendo así mismo? ¿En qué se mentía?

—Sí, seguramente. Cuando uno duda de sí mismo en ciertas cuestiones, (…) se miente a sí mismo, porque se empieza a poner limitaciones. Por ejemplo, en la maestría de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela (UCV) que estoy haciendo, nos mandaron a hacer un ensayo y yo decía “¡wow! esta materia es muy complicada, la teoría es muy densa, no voy a poder”… Me empiezo a mentir de esa manera, y de repente cuando me pongo a hacer el trabajo me doy cuenta de que sí puedo hacerlo.

Algo que haya marcado su vida …

—La llegada a la Escuela de Comunicación Social en el año 2006, cuando empecé como estudiante, creo que fue un punto de partida en mi vida. Me gradué en 2011 y ya en 2012 estaba dando clases. Mi vida ha girado en torno a esto en dos etapas: como estudiante y ahora como docente.

¿Cómo y en qué etapa de su vida nació la docencia?

—Yo vengo de una familia de docentes. Mi madre es profesora de secundaria y mi papá ha trabajado en el área de educación universitaria. Mi hermana es odontóloga e imparte clases en la Facultad de Odontología de la UCV. Entonces creo que eso está en la sangre.

Fotografía por José Court

 

¿Usted siente que la docencia nació en su vida porque le apasiona, es un sueño de pequeño o quizás es un patrón familiar a seguir?

—No siento que estaba cumpliendo un deber familiar, simplemente las cosas se dieron de esa manera y lo descubrí. Cuando ingresé en la Escuela de Comunicación yo no estaba pensando en eso. No fue algo planificado… de todos los trabajos que en mi infancia imaginé tener, no se me ocurrió este.

¿Qué profesión se imaginó tener?

—Recuerdo que yo decía que iba a ser chef. Y, actualmente me encantan los programas y concursos de cocina, sobre todo de pasteles.

En estos tiempos tan difíciles para la educación en nuestro país ¿Ha pensado retirarse de las aulas de la Universidad Central de Venezuela?

—Ciertamente, cuando veo los ingresos que recibo me desmotiva mucho y considerando la situación del país a veces pienso “¿realmente es una buena idea continuar?”. Sin embargo, no me lo he planteado seriamente. Siento que esto está tan integrado a mi vida que abandonarlo suena descabellado, porque estamos hablando de que tengo más de 10 años dando clases.

A usted le gustan los libros, ahora bien ¿De todos los libros que ha leído, cuál es su favorito y cuál no recomienda?

—Crónicas Marcianas es mi favorito. Los libros de autoayuda no me gustan, porque prometen soluciones mágicas que no están apegadas a la realidad.

¿Qué representa «Hogares Infestados” para usted?

—Hogares Infestados es para mí la realización de ese anhelo de ser escritor. Recuerdo que hice mi primer intento de novela cuando tenía 7 años, pero no pasé de la página 5, estaba muy pequeño.

¿Recuerda de qué trataba esa novela?

—Era una historia sobre un secuestro, pero no tenía las herramientas para escribir una historia y no continué. Fue una inspiración de una tarde.

¿Hoy en día la continuaría?

—No, creo que tengo otras historias en mente. Espero continuar pronto con una segunda obra.

¿Cuál fue su inspiración para escribir «Hogares Infestados»?

—Yo escribí los cuentos por separado y luego me di cuenta de que todos tenían un hilo conductor, un elemento en común que era el hogar. Normalmente asociamos la palabra hogar con seguridad y tranquilidad, pero yo lo asocié como un sitio que por equis motivo se vuelve incierto, peligroso e inseguro… No sé de dónde vendrá mi inspiración, quizás de reflexionar sobre mi relación con mi propio hogar…

Hogares Infestados de José Court. Editorial Palíndromus.

 

¿Alguna anécdota que recuerde del momento en el que lo escribía?

—Recuerdo que «Campanadas”, el primer cuento del libro, lo escribí para un diplomado en narrativas contemporáneas que hice. Una de las materias era dictada por el escritor Fedosy Santaella (figura destacada de la literatura venezolana actual). Lo leí en clases y cuando él lo escuchó dijo algo así como “¡Wow!”… eso para mi fue un cumplido muy importante, porque no me lo estaba diciendo cualquier persona. Es un recuerdo que atesoro.

¿Planea escribir más libros? ¿Sobre qué?

—Sí, me gustaría. Me he planteado escribir un libro con cuentos de terror, bueno, de hecho ya tengo un cuento listo. Pero, en este nuevo libro no serán muchos cuentos porque tengo pensado hacerlos con bastante extensión, serán 5 o 6 relatos largos. Y en un futuro me gustaría escribir una novela, pero cuando me sienta preparado, porque ya eso es otro nivel de exigencia.

Anteriormente usted ha dicho que le obsesionan las buenas historias, ahora bien ¿Según Court cómo es una buena historia?

—Cuando sabe despertar la emoción en quién lo lee y a través de las palabras el lector permanece ahí, incluso aún después de haber leído la historia.

¿Cómo es la historia de José Court, contada resumidamente?

—Mi historia ha girado en torno a no limitarme a una discapacidad, ya que hay distintas maneras de manejarla. Yo he preferido mostrar que mi vida no se reduce a eso y como todo el mundo tengo distintas aristas. No estoy negando la discapacidad, porque forma parte de mi, pero hay muchas más dimensiones. En mi historia la plantearía como esa búsqueda de querer desarrollar las distintas facetas de mi vida.

Imaginemos que la historia de su vida está narrada en un libro ¿Cómo lo titularía?

—José en todas sus dimensiones.

Si le tocara elegir entre ejercer la docencia y escribir libros ¿Cuál elegiría y por qué?

—Es una elección fuerte, pero si tuviera que elegir me quedaría con la escritura. Crear historias  es una experiencia muy especial, es esa oportunidad de poder construir todo un universo a partir de palabras. Tiene un encanto que no se compara con nada. Además, tiene sentido que la elija porque ella forma parte de mi mucho antes que la docencia.

En una oportunidad usted dijo que sentía afán por aprender cosas nuevas ¿Qué cosas nuevas le gustaría aprender?

—En los últimos 2 o 3 años he descubierto que me gusta la fotografía… Me gustaría aprender más sobre este arte, es decir, todos los conceptos que manejan los especialistas. Yo actualmente trato de salir por ahí, cuando tengo chance para distraerme voy al Parque del Este o al Parque Los Caobos a tomar fotos, inclusive puedo estar estresado o preocupado pero en ese momento me relajo.

Los Próceres. Fotografía por José Court.

 

¿De cuales miedos se han alimentado las plagas que rodean a José Court?

—De las dudas que funcionan como un freno cuando estás haciendo un proyecto. Todo eso viene del perfeccionismo que me caracteriza, es ese miedo de qué quizás lo que estoy haciendo no va a ser lo suficientemente bueno, si a la gente no le va a gustar.

¿Cómo se ve así mismo en este momento? ¿Y en los próximos años?

—Siento que todavía no he conseguido todo lo que quiero. Más adelante me gustaría profundizar en la parte laboral, no solo en la docencia sino en otro tipo de actividades. Por ejemplo, yo ofrezco servicios de corrección de textos, y aunque he hecho algunos trabajitos no he desarrollado mucha esa parte, así que más adelante quisiera hacerlo.

¿Qué es eso que aún no ha conseguido y que tanto quiere?

—Desarrollar más la parte de la escritura. Quiero otro libro de cuentos, una novela,

una saga de libros… Todo eso está ahí en el horizonte.

¿Qué quiere que la otra parte comprenda de usted?

—Es normal que piensen en el tema de la discapacidad, porque evidentemente es lo primero que la gente ve. Pero, me gustaría que vean las múltiples dimensiones de mi persona. Lo que siempre trato de demostrar es que no soy solo una cosa, sino que tengo muchas facetas y no quiero que la gente me encasille en una categoría.


La estudiante guardó sus pertenencias en su bolso, agradeció el encuentro y se marchó del aula satisfecha y pensativa. Ella había comprendido que más allá de lo que se ve, aquél profesor tenía una historia que contar y facetas que nadie imaginaría; con experiencia en una variedad de destrezas que tienen que ver con las letras está demostrando que la silla de ruedas no es una limitación para cumplir sus metas.

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