Abril, 2014 – Octubre, 2015
Un día, descubrió que podía caminar sobre las aguas. Lamentó su infortunio. ¿Por qué no podía convertirlas en vino?
Un ángel le advirtió que el Día del Juicio estaba cerca. El cibernauta borró su historial de navegación por si las moscas.
Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña. Como las leyes lo prohibían, fueron a llamar a un policía.
El niño lobo le entregó los restos de su cuaderno a la maestra y le dijo: «Me comí la tarea. Anoche había luna llena».
—El vaso está medio vacío.
—¿Insinúa que estamos mal?
—El vaso está medio lleno.
—¿Insinúa que estamos medio mal?
—¡El vaso está lleno!
—Esto se lo llevó quien lo trajo.
—¿Y quién lo trajo?
—Ni idea. Yo no.
—Yo tampoco. Déjalo ahí tirado.
En un momento de confusión, Yavé mandó la plaga de langostas equivocada. El faraón celebró un gran banquete.
—¡Depositaron las gaitas!
—¿Y los aguinaldos?
—No alcanzó.
—¡Qué molleja!
—¡Depositaron los aguinaldos!
—¿Cuál te tocó?
—»Niño lindo», ¿y a ti?
—»El burrito sabanero».
Cuatro minicuentos siniestros
«¡Ahí viene el cazador!», aulló el pequeño lobo cuando lo vio aparecer. Creyendo que era otra de sus bromas, la manada no tomó previsiones.
Luego de un brevísimo examen físico, el médico forense negó con la cabeza y dijo: «Salga de la morgue, por favor. Vuelva cuando deje de estar vivo».
Cuando la cigarra y la hormiga cayeron en el recipiente del entomólogo, su discusión sobre el valor del trabajo pasó a un segundo plano.
«¿Por qué el escritor me habrá hecho claustrofóbico?», se preguntó el personaje antes de reparar en la extensión del relato en que habitaba.
«Disculpe, somos testigos de Buda. ¿Tiene un minuto para alcanzar el nirvana?».
—¿Qué tipo de fuente prefieres?
—Me encanta Comic Sans.
—¡La cuenta, por favor!