Microcuentos: recopilación 2022 – 2023
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MICROCUENTOS:  marzo, 2022 – mayo, 2023

 

Todo marchaba bien en el reino. Las arcas estaban llenas, los súbditos amaban a la familia real y los enemigos eran débiles. Para entretener al pueblo, el rey organizaba frecuentemente festivales. El resto del tiempo lo dedicaba a leer libros de historia, participar en justas y pasear a caballo.

Un día decidió hacerle algunas preguntas a su consejero más confiable:

—¿Ha conocido este reino una era más pacífica?

—Jamás, mi señor.

—¿Qué problemas ves en el futuro?

—Sus hijos son ambiciosos… El tema de la sucesión podría causar bastantes problemas.
Ese mismo día, mientras se hallaba sentado en el trono, el rey convocó a sus descendientes.

—Me han dicho que todos ustedes quieren reinar. ¿Es cierto?
El silencio le dijo todo lo que necesitaba saber.

—¡Gracias a Dios! ¡Muero de aburrimiento!

Se quitó la corona, la arrojó al suelo y anunció su abdicación a viva voz.

 


 

—¡Se acabó! —dijo el villano, armado con un revólver, tras acorralar al héroe con ayuda de su ejército de secuaces—. Ahora, antes de liquidarte, te explicaré mi plan. Todo empezará con…

La melodía de una famosa compañía de telefonía móvil lo interrumpió.

—Lo siento —respondió el héroe mientras oprimía un botón para apagar su celular.

—Bien… Como te decía, todo empezará con…

La música sonó de nuevo.

—¿No lo habías apagado?

—Sí, lo apagué. No sé qué pasó.

Volvió a sacar el aparato. La música cesó.

—Ya, listo. Continúa.

—Ajá, a la tercera va la vencida. Todo empezará con…

Una vez más, alguien llamaba. El villano se apoderó el teléfono.

—No puede atenderte ahorita. Está escuchando mi monólogo. Adiós.

Colgó. Devolvió el aparato.

—Gracias —replicó el héroe.

—Bien. Lo que quería decir era que todo comenzaría con… con… con…

—¿Con qué?

—Con…

Accionó el arma.

—Ya se me olvidó.

 


 

La cena romántica fue interrumpida tras la súbita aparición de un caballero con un bebé en brazos. El recién nacido lloraba; el adulto parecía estar a punto de hacerlo. En vez de saludar a los enamorados u ofrecerles disculpas, el hombre fue directo al grano:

—Me cansé. No puedo más con esto. Este desafío es insuperable, incluso para mí. ¡Les devuelvo lo suyo!

Entonces depositó al bebé sobre la mesa, entre los platos y las copas, e hizo pedazos un texto manuscrito. Acto seguido, desapareció tan repentinamente como había aparecido.

—Bueno, nos quedamos sin niñero otra vez —se lamentó la mujer, ataviada con una túnica ceremonial negra, mientras veía como los pedazos de papel regados por el suelo del comedor se encendían en llamas.

 


 

Luego de comprender que había permanecido en coma por más de cinco años, el paciente, muerto de curiosidad, preguntó:

—¿Cómo está el mundo, doctor?

El médico le pintó un panorama sombrío, uno donde la escasez de agua y alimentos causaba estragos, los desastres naturales diezmaban a la población constantemente, los virus mantenían a la población enferma y asustada, las guerras asolaban naciones enteras y los tiranos hacían lo que se les venía en gana. La letanía de horrores terminó al cabo de varios minutos. El paciente, de muy buen humor, exclamó:

—¡Maravilloso! ¡No me costará nada adaptarme!

 

José Court

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